jueves, 31 de marzo de 2011

Malasana para Abrir tus Caderas

Malasana no es nada mala asana en la preparación al parto. Al contrario, es genial!
De hecho, yo diría que es fundamental durante el embarazo y la preparación al parto, y te recomiendo que la incluyas en tus ejercicios diarios.
Como puede observarse, es una postura muy útil para dar a luz, pues permite que los huesos de la pelvis se abran totalmente facilitando el paso del bebé. Por otra parte estira el perineo y los glúteos, y fortalece las piernas, y todo ello nos interesa de cara al trabajo de parto.
Si no estás habituada a practicar este ejercicio, quizás te resulte un poco incómodo al principio, así que no dudes en utilizar un apoyo tal y como se muestra en la siguiente foto. También puede serte útil apoyar la punta de los pies y no toda la planta (esto para quien no tiene suficiente elasticidad en los glúteos y la parte posterior de las piernas). Sea cual sea tu caso, no desistas, y procura ponerte todos los días en cuclillas. A veces ganamos más con una práctica frecuente y menos intensa que con sesiones esporádicas intensas, pues el estiramiento de los músculos y el trabajo de las articulaciones es algo en lo que se avanza progresivamente.

Cómo practicarla:
  1. Colócate de pie, separando los pies algo más que el ancho de tus caderas y con las puntas ligeramente hacia afuera. Coloca ambas manos juntas frente a tu pecho. Relaja el cuerpo.
  2. Haz una inspiración, y con la exhalación ve flexionando poco a poco tus rodillas hasta llegar abajo. Si usas una banqueta (u otro apoyo, en la foto uso una caja de madera) baja hasta sentarte en ella.
  3. Una vez abajo, coloca tus codos en la parte interna de tus rodillas, y baja ligeramente las manos juntas de manera que los codos empujen a las rodillas abriendo aún más tus caderas. Respira profunda y tranquilamente.
  4. Permanece en la postura mientras estés cómoda, y si no lo estás, manténla un rato y luego levántate, descansa, y vuelve a intentarlo una vez más. Verás como vas avanzando y ganando elasticidad poco a poco.
  5. Para terminar, afloja la tensión de tus antebrazos dejando de empujar las rodillas, balancea tu tronco un poco hacia el frente para ganar en equilibrio, apoya tus manos en las rodillas, y con una inspiración comienza a levantarte estirando tus piernas mientras tus manos se deslizan por los muslos. Al acabar el movimiento expulsa el aire, acerca los pies entre sí y comienza a relajar los brazos, hombros, piernas, ingles...
Adelante. No esperes más... a practicar! Esta postura va a ser tu aliada.

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